El espejo del Centenario. Ciudadanía, nación y fronteras entre lo público y lo privado (1910-1930)

Autor: 
Caetano, Gerardo

El afán moralizador.

Todos estos "espejos públicos" proyectaban entonces hacia el ciudadano mensajes de índole fuertemente moral, orientados a proponer pautas estructuradoras sobre distintos aspectos de su vida individual y colectiva y a legitimar desde esa perspectiva el ejercicio del poder político. A partir de los avances del proceso de secularización y de la progresiva redefinición moderna de la sociedad, desde distintos sectores se había acrecentado la demanda en favor de una "moral laica", que sirviera de nuevo armazón ético para la interioridad del sujeto. Tal vez lo que cambió más ciertamente fueron los referentes y no tanto la armadura moral en su conjunto, habida cuenta de las continuidades y sobrevivencias que coexistieron en este terreno junto a las innovaciones genuinas y efectivas.

El tema de las posibilidades de una "moral laica" o "independiente" fue en este sentido un elemento importante en los debates por la secularización, configurándose en un asunto sobre el que polemizaron acaloradamente católicos y liberales anticlericales. En una Pastoral acerca de "la importancia de la enseñanza de la Doctrina Cristiana", publicada en 1909, el entonces Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Montevideo, Mons. Ricardo Isasa, negó la posibilidad de "una moral independiente que no sea cristiana ni religiosa, que no reconozca a Dios". Para fundamentar su posición recurrió a tres argumentos centrales: "1) Porque la moral por su misma razón de absoluta, que la conciencia le reconoce, debe emanar de un principio superior al hombre (...). 2) Porque la moral que forman los hombres será caprichosa y varia (...). 3) Porque es una moral sin sanción. A la sanción de Dios no se puede sustituir la educación civil, el sentimiento del honor y la dignidad personal porque nada de esto tiene fuerza de obligar, porque todo está sujeto al hombre mismo, a sus pasiones, a su interés, a su capricho".85 

En su Pastoral, Isasa se preguntaba acerca de cómo alguien podía "pretender seriamente enseñar moral sin el catecismo". Tal vez en respuesta a una inquietud similar, en los años del Centenario proliferaron en el país los "catecismos cívicos", especialmente en el ámbito educativo, en donde el afán moralizador resultó también muy notable por entonces. Los ejemplos sobre este último aspecto fueron en verdad muy numerosos en el período estudiado. En referencia a este tema, señalaba Hipólito Coirolo en una conferencia sobre el tema "Los ideales de la escuela", publicada bajo la forma de libro en 1913: "La Escuela primaria es la llamada a comenzar la obra redentora de la formación del carácter, y tiene en la educación moral, en el desarrollo de la individualidad y en la propagación de la cultura, la base inconmovible de su obra. (...) Moralizar, a nuestro juicio, es formar la personalidad del "yo", lo íntimo del espíritu, conjunto de sentimientos, de inclinaciones, de fuerzas interiores, que nos llevan unas veces al bien (...), otras al mal. (...) Cuando todos los maestros sientan su pensamiento y su corazón henchido de estos ideales de gloria y esperanza (...), habrá también comenzado a forjarse el carácter nacional, carácter que yo sueño y presiento tan fuerte, tan sincero, tan fecundo, pensador y artista, que transformará nuestro Uruguay, haciendo de él, para América Latina, lo que fue Grecia para el mundo antiguo, lo que es Francia para el mundo moderno".86  

Como otro ejemplo peculiar de este afán moralizador en la escuela, podría citarse también el caso de la iniciativa que el Inspector de Escuelas de Montevideo, Eduardo Rogé, elevara al Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal en enero de 1920, proponiendo la adaptación para su uso local de un "Código de Moral para los niños" elaborado por un pedagogo norteamericano. En su carta de fundamentación, Rogé calificaba el "Código" de "pequeño y sencillo catecismo, adaptable (...) y capaz de organizar moralmente toda la vida del niño". Al mismo tiempo, destacaba la "acción moralizadora" de este "Decálogo", que a su juicio contenía "las diez leyes que compendian la vida moral del hombre". Ellas eran: "1) Portarse bien. 2) Ser dueño de sí mismo. 3) Tener confianza en sí mismo. 4) Ser digno de confianza. 5) Jugar lealmente. 6) Cumplir el deber. 7) Ejecutar bien el trabajo. 8) Aprender a trabajar con los demás. 9) Ser bueno. 10) Ser fiel".87 

Tal vez por advertir que el tema no resultaba sencillo y que al mismo tiempo era de la mayor importancia en la persuasión de los ciudadanos, en el discurso político de la época se reiteró también una fuerte proclividad moralizante, que alcanzó de modo vigoroso a todos los partidos.88El tema se puso además en el tapete como uno de los núcleos más disputados de la controversia político-ideológica en el período. El batllismo, por ejemplo, pese a la ostensible moralización de su discurso, fue acusado de continuo por sus opositores de "relajar la moral pública" y de practicar una "política sin ideales". "¡Que todo el mundo -se quejaba en 1932 "La Tribuna Popular"- haga lo que quiera y viva el escándalo! Esos son los postulados batllistas".89 Esta "moralización" del discurso político coincidía además con situaciones similares verificadas al nivel de otros actores90, revelando que la cuestión tenía raíces profundas y remitía a todo un contexto de época.

En este sentido, por muchos motivos el Centenario y sus celebraciones patrióticas resultaron una instancia muy propicia para que esta propensión moralizadora alcanzara canales diversos y de impacto popular. La construcción de una memoria y de una Historia oficiales tenían mucho que ver con el tema. En la elaboración de los perfiles humanos de los próceres y en la construcción de los relatos que daban cuenta de las gestas nacionales y partidarias se incluyeron de continuo valoraciones y estereotipos morales, orientados a transferir valores cívicos a los ciudadanos y a lograr su identificación con una "comunidad moral" básica. En un texto sobre la escuela uruguaya editado en 1929, Arturo Carbonell y Migal se esforzaba en destacar que todos los próceres uruguayos habían tenido "excelente caligrafía, ortografía discreta, redacción precisa y a veces no exenta de adornos retóricos" y que por sobre todo habían sido "rectos y austeros en la vida pública y privada".91

En esa dirección, como era previsible, la figura de Artigas fue utilizada de continuo y desde tiendas partidarias e ideológicas diversas para vehiculizar mensajes morales, favorecer determinados ideales cívicos en contraposición con otros y sancionar desde esta perspectiva la posición de los contradictores. En medio de una pugna simbólica muy fuerte, como vimos, la contraposición entre Artigas y Batlle resultó un recurso frecuente en la prédica política de los sectores antirreformistas.

Como ejemplo singularísimo en esa dirección, podría citarse una "misteriosa cabalgata nocturna" que Santiago Cogorno imaginó en ocasión del aniversario de la batalla de Las Piedras en mayo de 1923 y cuyo relato antológico fue publicado entonces por "La Tribuna Popular". En este artículo Cogorno aparecía acompañando al "Padre Artigas" en una breve "excursión" por Montevideo. "De vez en cuando -narraba Cogorno- (tropezábamos) con autos ocupados por jóvenes de ambos sexos. Muchos de ellos estaban, marcado el rostro, con manchas raras casi violáceas, el cuello y la corbata (...) desalineados e iban armando gruesa algaraza. Ellas, pálidas y ojerosas, el cabello en revolución y la vestimenta algo alborotada, se dejaban manosear a entera satisfacción. Artigas se mostraba asombrado. Luego a su vista se ofrecían parejas a corta distancia; al parecer, salían de ciertas casas, cuyas puertas estaban a medio cerrar, más bien entornadas. -¿Qué significa esto? (me preguntó el General). -¡Es el radio libre! (le contesté). -Pero (añadió), la noche se ha hecho para dormir; en mi tiempo no se veían tales cosas. (...) Las leyes que he legado al pueblo oriental no deben ser contaminadas con la libertad de prostituirse. ¿Qué hacen mis legisladores?"

Más adelante, siempre en su peculiar expedición onírica con Artigas, Cogorno narraba la forma en que juntos se dirigieron "hasta Piedras Blancas", deteniéndose "ante una nívea y anchurriosa quinta (la casa-quinta que servía de domicilio particular a Batlle y Ordóñez). El ojo escudriñador de Artigas (...) divisó una sombra grande y siniestra que pretendía ocultarse y huía. El venerable rostro del Patriarca se desfiguró horriblemente, crispó los puños y con mirada penetrante y feroz, , quería acometer a la sombra aquella tenebrosa (...). Le detuve espantado, tomándole de la mano y él entonces, ahogando en su corazón una maldición, pronunció una sentencia profética que estremeció al caballo y no a mí, porque no la comprendí. (...) El corcel sacudió fuertemente sus patas, para no llevar ni el polvo de aquella tierra pérfida e ingrata y al trote, brioso y ufano, se dirigió a Las Piedras".

El "viaje" de Cogorno con Artigas continuó por otras zonas de Montevideo, afirmando nuevas críticas y sentencias, para culminar en la Catedral donde Artigas se estrechó en un fuerte abrazo con Mons. Aragone, "que iba en forma privada a oficiar una misa por la Patria". Al despertar del sueño y ser interrogado por un amigo, Cogorno se limitó a responder: "... vengo de oír el sermón de trece palabras del patriarca Artigas ... "92

El inefable relato de Cogorno combinaba por cierto muchas cosas: enfrentaba la imagen sacralizada de Artigas con una visión "tenebrosa" y "oscura" de Batlle y Ordóñez; asignaba un carácter fuertemente moralizador a la figura del prócer, confrontándola de continuo con situaciones del presente juzgadas como "inmorales"; denunciaba la política reglamentarista del batllismo en materia de prostitución como la evidencia máxima de su carácter "amoral"93  ; reivindicaba de paso la asociación entre Artigas y la fe católica como soporte esencial para la comunidad moral nacional. Esto último, que venía a contradecir la propuesta de una "moral laica", independiente de la religión, contó durante los años del Centenario con otras iniciativas de respaldo. Seguramente una de las más singulares fue la propuesta del periodista Carlos Martínez Vigil en setiembre de 1930, a los efectos de erigir una figura gigante del gral. Artigas en la fortaleza del Cerro de Montevideo. Según el autor de la iniciativa, "así como en Río de Janeiro y en otras partes se ofrece al viajero la imagen de Cristo", la figura del prócer debía estar "de pie, el brazo extendido hacia el país que fundara con su esfuerzo varonil y que fue el resultado parcial de sus ensueños gloriosos. La obra planteada tendría además la virtud de dar la impresión de una resurrección del patriotismo moribundo".94

Toda esta disputa por la moral -ya sea desde un perfil "laico" o"independiente" o desde "el ojo escudriñador" de un Artigas convertido en "profeta bíblico"- indicaba a las claras un interés creciente por incidir desde lo público en las diversas áreas -incluso las más privadas- del quehacer individual de los ciudadanos. A través de esos intentos podía también entreverse la imagen de una sociedad en la que "lo público" parecía invadir todas las escenas.


* * * * *


Y, sin embargo, aquella sociedad era bastante más compleja de lo que demostraba. La "sociedad hiperintegrada" había vuelto "invisibles" muchas de sus diversidades y contradicciones, pero no las había eliminado. Más allá de las voluntades oficiales y de los proyectos políticos, los flujos no solo transitaban desde "lo público" a "lo privado".
Por debajo de la felicidad y placidez de la superficie, más allá incluso del triunfo simbólico del batllismo (que habilitaría la visión perdurable de una polémica "batllistización" de la sociedad uruguaya), anidaban fenómenos y procesos menos previsibles y homogéneos, también vinculados en ciertos casos al terreno de las relaciones entre "lo público" y "lo privado". Quizás el gesto dramático de Baltasar Brum quitándose la vida en plena calle el día del golpe de Estado del 31 de marzo de 1933, ese suicidio público y exhibido que buscó simbolizar ante la ciudadanía la entrega suprema a una causa colectiva, constituya una imagen poderosa de muchos de esos laberintos por descifrar.

 




 

  • 1. Cfr. José P. Barrán, Gerardo Caetano, Teresa Porzecanski, "Construcción y fronteras de lo privado. Teoría e Historia" en "Historias de la vida privada en el Uruguay. Tomo I. Entre la honra y el desorden". Montevideo, Taurus, 1996, pp. 8 a 72.
  • 2. El presente texto constituye el primer avance de una investigación de más largo aliento. Agradezco a Carolina Greissing, Verónica Leone y Alejandro Sánchez que participaron en las tareas de relevamiento heurístico.
  • 3. Nora Rabotnikof, "Lo público y sus problemas: notas para una reconsideración". México, 1993. (mímeo)
  • 4. En un texto reciente, Gustavo De Armas destaca cuatro grandes narrativas dentro de la teoría política moderna, que relacionan y ponderan de manera diversa las escenas de lo público y lo privado: un primer modelo que entroncaría con la reforma protestante; una segunda tradición vinculada con el pensamiento hegeliano; una tercer respuesta articulada con los enfoques kantianos; y una cuarta concepción establecida en la teoría marxista. Según señala también De Armas, la reconfiguración contemporánea de los espacios público y privado "obliga a repensar las categorías y definiciones teóricas, en la medida que las expresiones modernas de la dicotomía (...) pueden mostrarse insuficientes en términos explicativos o interpretativos". Cfr. Gustavo De Armas, "Genealogía y redefinición del espacio público: una mirada en clave pluralista" (mímeo)
  • 5. Por cierto que estos dos tipos de comunicaciones entre "lo público" y "lo privado" coexisten siempre en toda sociedad, aunque casi siempre se establece entre ambos una relación de primacía o preferencia, que entre otras cosas revela el grado de integración del conjunto social. "Una sociedad fragmentada -ha señalado en un texto reciente Charles Taylor- es aquella cuyos miembros encuentran cada vez más difícil identificarse con su sociedad política como comunidad. Esta falta de identificación puede reflejar una visión atomista, de acuerdo con la cual las personas acaben considerando a su sociedad en términos puramente instrumentales". Cfr. Charles Taylor, "La ética de la autenticidad". Barcelona, Paidós, 1994, pp. 142 y 143.
  • 6. Cfr. por ejemplo, entre muchos otros autores que podrían citarse, Benedict Anderson, "Comunidades imaginadas. Reflexión sobre el origen y la difusión del nacionalismo". México, Fondo de Cultura Económica, 1993; Leonard Tivey, "El Estado Nación". Barcelona, Ed. Península, 1987; Ernest Gellner, "Naciones y nacionalismo". Buenos Aires, Alianza Universidad, 1991; Eric J. Hobsbawm, "Naciones y nacionalismo desde 1780". Barcelona, Ed. Crítica, 1991; Gli Delannoi-Pierre André Taguieff (comp.), "Teorías del nacionalismo". Barcelona, Paidós, 1993; Hagen Scultze, "Estado y nación en Europa". Barcelona, Ed. Crítica, 1997.
  • 7. Carlos Pareja, "Criterios para seleccionar áreas temáticas y enfoques de investigación en Teoría Política" (mímeo)
  • 8. Para profundizar en este tipo de enfoques, se puede leer especialmente el texto ya citado de Benedict Anderson, así como otro texto de Ernest Gellner, "Cultura, identidad y política. El nacionalismo y los nuevos cambios sociales". Barcelona, Gedisa, 1989.
  • 9. Cfr. Will Kymlicka, "Ciudadanía multicultural". Barcelona, Paidós. 1996.
  • 10. Hemos avanzado en este tipo de enfoques sobre el Centenario en dos textos anteriores: "Notas para una revisión histórica sobre la "cuestión nacional" en el Uruguay" en Hugo Achugar (ed.), "Cultura(s) y nación en el Uruguay de fin de siglo". Montevideo, FESUR-LOGOS, 1991, pp. 17 a 45; y "Identidad nacional e imaginario colectivo en Uruguay. La síntesis perdurable del Centenario" en Hugo Achugar-Gerardo Caetano (comp.), "Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afirmación?". Montevideo, Trilce, 1992, pp. 75 a 96.
  • 11. IBIDEM
  • 12. GERMAN RAMA, "La democracia en Uruguay. Una perspectiva de interpretación". Montevideo, ARCA, 1989, pp. 28, 29 y 40 a 43..
  • 13. La idea, que incluso sirve de título a uno de los libros de MILTON VANGER, "El país modelo: José Batlle y Ordoñez (1907-1915)", es recogido del fragmento de una famosa carta de Batlle a Domingo Arena: "Aprovechemos estos tiempos de formación para construir el país modelo".
  • 14. G. CAETANO, "Del primer batllismo al terrismo. Crisis simbólica y reconstrucción del imaginario colectivo" en Cuadernos del CLAEH, Montevideo, 1989/1, pp. 85 a 106.
  • 15. Carlos MAESO, "Tierra de Promisión". Montevideo, Tipografía de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, 1904, pp. 5 a 7. En otro pasaje de su libro, Maeso señalaba a propósito de la situación de los extranjeros en el Uruguay: "De ningún país, como del nuestro, puede decirse que los extranjeros hallan en él un reflejo de su propia tierra y viven como en su propio país. (...) El extranjero que pisa nuestro suelo puede creer que siempre está en el suyo, desde que el cosmopolitismo se enseñorea por todas partes y le permite encontrar el lenguaje, las tendencias y las costumbres en que se ha formado, trasplantadas a un país hermosísimo (...). En el Uruguay, el extranjero, como sucede en otros países, no queda aislado viéndose obligado a formar colonias y agruparse para hacerse la ilusión de que viev en su tierra (...). No hay colonias poruqe no hay divisiones ni diferencia de razas ni clases sociales". Cfr. Ibidem, p. 364.
  • 16. En su ensayo sobre "El problema nacional", convocado en 1905 por "La Tribuna Popular", José Espalter planteó las siguientes definiciones a propósito del rol de la inmigración para el futuro del país: "Aún más importante que la escuela es la inmigración. (...) Lo que allá (en Europa) ha costado siglos para elaborarse, acá lo recibimos hecho y por piezas, que no nos demanda otro trabajo que recogerlas y armarlas. La inmigración es un problema vital. Pero para que constituyera la solución inmediata que buscamos, sería necesaria una inmigración enorme, que desvaneciera la nacionalidad. Y esto es absurdo, es imposible. La inmigración lenta aunque abundante no sería solución. Promovamos la inmigración y tendremos muchos progresos que hoy desconocemos; tendremos más riqueza y más bienestar. Establezcamos la ciudadanía obligatoria y tendremos pueblo. Pero, ¿tendremos resuelto el problema político? ¡Qué esperanza!". Cfr. José Espalter, "El problema nacional". Montevideo, Imp. La Tribuna Popular, 1905.
  • 17. Carlos Maeso, "El Uruguay a través de un siglo. La jornada civilizadora realizada en la República Oriental del Uruguay y el brillante porvenir de esta nación americana". Montevideo, Medina, 1910. pp. 14 y 304.
  • 18. Horacio Araujo Villagrán, "Estoy orgulloso de mi país". Montevideo, Sociedad Universal de Publicaciones, 1929, pp. 12, 77, 78, 79. Araujo Villagrán destacaba siete motivos de orgullo: 1) "(Ser) un pequeño pero grande país"; 2) "Nuestro cielo. Nuestro suelo. Ausencia absoluta de calamidades terráqueas. Ni volcanes ni terremotos. Superioridad de nuestro clima"; 3) "Nuestras bellezas"; 4) "El tipo nacional. Su formación. Hemos creado un tipo sano e inteligente"; 5) "El carácter nacional"; 6) "Somos un pueblo culto e instruido. La gratuidad de la enseñanza"; 7) "Nuestra moderna organización política".
  • 19. Cfr. CELEDONIO NIN Y SILVA, "La República del Uruguay en su primer centenario (1830-1930". Montevideo, Sureda, 1930, p.10. Esta obra monográfica de Nin y Silva había ganado un concurso oficial, que sobre el tema del Uruguay en su Centenario había sido convocado por la Dirección de Comercio Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores de la época.
  • 20. En una polémica con Ariosto González, a propósito de la fecha de la independencia uruguaya, el historiador argentino José León Suárez señaló en una carta publicada en 1926 por la Revista de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires: "Conozco la América y puedo asegurarle que el Uruguay cuenta con una de las situaciones más ventajosas, por la composición europea de sus habitantes. No hay indios, desde que los acabó Rivera. Tampoco hay negros. Pocos países pueden presentar un conjunto tan valioso de cultura y una predisposición literaria tan marcada como los uruguayos". Cfr. José León Suárez-Ariosto González, "Una cuestión histórica interesante. Sobre las efemérides uruguayas 25 de agosto y 18 de julio. De la Revista de Ciencias Económicas, Agosto de 1926, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas". Buenos Aires, The Envelope Priting, 1926.
  • 21. Cita tomada de Orestes Araujo, "Tierra Uruguaya. Descripción geográfica de la República Oriental del Uruguay". Montevideo, La Nación, 1913, p. 48. ("La raza actual")
  • 22. Cfr. Gerardo Caetano-Raúl Jacob, "El nacimiento del terrismo". (tres tomos) Montevideo, Ed. Banda Oriental, 1989-1991.
  • 23. El dirigente ruralista Máximo Casciani Seré presentó en el Congreso Rural de 1932 una ponencia sobre "La inmigración indeseable y el porvenir racial, político-social y económico de la República". En la misma propuso la adopción de fuertes restricciones legales a la inmigración, calificando de "indeseables" -entre otros- a "los inmigrantes de los Balkanes y de la Europa Oriental (...) por no tener afinidad con nuestra raza de origen latino (...) y por ser (...) universalmente consideradas de "nivel mental" inferior al de otras razas Europeas Occidentales y Septentrionales". En su trabajo Casciani Seré alertaba contra la posibilidad de "una tragedia racial" de no evitarse la llegada de "todas las lacras y los odios ancestrales del infra-hombre europeo". Cfr. "La inmigración indeseable y el porvenir racial, político-social y económico de la República. Por el señor Máximo Casciani Seré", ponencia presentada en el XVI Congreso de la Federación Rural, celebrado en Montevideo los días 2 y 3 de abril de 1932.
  • 24. "La Tribuna Popular", Montevideo, 5 de febrero de 1932, p. 8. ("El Uruguay es un país gobernado por locos. Declaraciones de la célebre exploradora Rosita Forbes. Aquí se hace la experiencia de las leyes más utópicas")
  • 25. Juan Zorrilla de San Martín, "Discurso del monumento pronunciado el 28 de febrero de 1923". Montevideo, García, 1923. p. 17.
  • 26. Ramón López Lomba, "Programa conmemorativo del Primer Centenario del Uruguay. Formulado por el Presidente del Comité Popular pro-conmemoración". Montevideo, 1929, pp. 20 y 21.
  • 27. "Instrucción Militar Obligatoria. Cambio de ideas mantenido desde "El Día"·entre el Doctor Francisco Ghigliani y el Teniente Efraín González Conzi". Montevideo, Imp. "El Siglo Ilustrado", 1924, pp. 23, 49 y 50. En la portada de este folleto, editado por la "Comisión de Estudios Militares del Centro Militar y Naval", lucía la máxima: "La libertad de todos está por encima de la libertad de cada uno".
  • 28. Entre otros, fueron colaboradores de la redacción de este libro: Dr. José Scosería, Dr. César Charlone, Raúl Montero Bustamante, Mario Falcao Espalter, Juan C. Quinteros Delgado, Arturo P. Visca, Ing. Eduardo Terra Arocena, Prof. Angel E. Goslino, Ing. Federico Capurro, Gral. José Usera, Dr. Alberto Boerger, Miguel Jaureguiberry, Horacio Arredondo, Dra. Rosa Mautone Falco, Dr. Julio Etchepare, Arturo Scarone, etc. Cfr. "El libro del Centenario del Uruguay". Montevideo, Agencia Publicidad Capurro y Cía, 1925, p. 1089.
  • 29. IBIDEM, p. 5
  • 30. IBIDEM
  • 31. IBIDEM, pp. 5 y 6
  • 32. IBIDEM. Se decía a este respecto en el comienzo de la sección correspondiente a Demografía: "Puebla el Uruguay la raza blanca, en su totalidad de origen europeo". Esta gran homogeneidad racial y étnica, a juicio de los redactores, facilitaba la integración social, ampliaba las bases del cosmopolitismo y mejoraba nuestra condición cultural al hacerla más receptiva a los "valores universales" (léase, una vez más, "europeos").
  • 33. IBIDEM, p. 43
  • 34. IBIDEM, p. 329.
  • 35. IBIDEM, p. 401
  • 36. IBIDEM, pp. 481 y 482
  • 37. Ha señalado Carlos Pareja a este respecto: "... aquellas ocurrencias más íntimas -aparentemente privadas- (...) (pueden ser percibidas) como instancias de ese mismo intercambio de señales públicamente disponibles, como inseparables de esas operaciones "institucionalizadoras" a través de las cuales incluso los aspectos más exclusivos de nuestra vida forman parte de ese mismo foro abierto, de esa construcción descentrada y autorreflexiva ..." Cfr. Carlos Pareja, "La institucionalización de las coberturas de salud en el marco de la poliarquía uruguaya y de sus matrices cívico-morales" (mímeo).
  • 38. A propósito de las concepciones de la nación confrontadas por blancos y colorados durante el período estudiado, cfr.: José P. Barrán-Benjamín Nahum, "Batlle, los estancieros y el imperio británico", en especial los tomos 4 ("Las primeras reformas 1911-1913") y 6 ("Crisis y radicalización 1913-1916"), editados por Banda Oriental en 1983 y 1985 respectivamente; Francisco Panizza-Carlos Muñoz, "Partidos políticos y modernización del Estado" en Varios Autores, "Los partidos políticos de cara al 90". Montevideo, FCU-FESUR-ICP, 1989, pp. 117 y ss.; y Gerardo Caetano, "Notas para una revisión histórica sobre la "cuestión nacional" ... etc. ob. cit.
  • 39. "La Tribuna Popular", Montevideo, 29 de mayo de 1911, p. 1.("Palique de lunes")
  • 40. "El Día", Montevideo, 26 de mayo de 1911, p. 3. ("En las fiestas patrióticas. Ante el himno y la bandera")
  • 41. "El Día", Montevideo, 27 de mayo de 1911, p. 3. ("El himno y la bandera")
  • 42. "La Tribuna Popular", Montevideo, 27 de mayo de 1911, p. 1. ("Ante el himno y la bandera")
  • 43. En el mismo mes de mayo de 1911 se desarrolló una huelga de los obreros tranviarios que terminó con la declaración de "huelga general" dispuesta por la FORU el lunes 22 de mayo, ante la intransigencia de las dos empresas extranjeras en conflicto. En esa oportunidad, una manifestación de los huelguistas fue hasta el domicilio del Presidente Batlle, intercambiándose discursos y produciéndose un famoso encuentro que terminó con vivas al Presidente por parte de los trabajadores. La prensa conservadora acusó por entonces al batllismo de connivencia con los sindicatos. Cfr. Barrán-Nahum, "Batlle, los estancieros y el imperio británico. Tomo 4 ... etc. ob. cit., pp. 54 y ss.
  • 44. "Suponemos -decía "La Tribuna Popular" en su edición del 22 de mayo de 1911- que por un olvido importante pero en casa del Presidente de la República no se izó la bandera nacional". El periódico anotó luego que un grupo de manifestantes se lo hizo notar al Presidente y este dio la orden de que se salvara tal "omisión". Cfr. "La Tribuna Popular", Montevideo, 22 de mayo de 1911, p. 4. ("Palique de lunes")
  • 45. En mayo de 1911 se publicó un "Edicto sacro" por el que el Obispo Isasa solicitaba a las iglesias el toque de campanas tres veces al día, el embanderamiento de los templos y la celebración de misa el día 18. También se pedía lo mismo a los rectores de colegios y comunidades. Al frente de la Iglesia Matriz se colocaron banderas nacionales e inscripciones alusivas a la festividad nacional. Sobresalió entre ellas un letrero con guirnaldas eléctriacs, colocado en el centro del frente de la fachada, que decía: "Dios y Patria". Cfr. "El Bien", Montevideo, 27 de mayo de 1911, p. 1.
  • 46. En 1923 se debatieron en ambas cámaras sendos proyectos de ley a este respecto, oponiéndose las alternativas del 25 de agosto y del 18 de julio. El resultado final de todo este debate parlamentario resultó también muy peculiar: en la Cámara de Representante triunfó el proyecto que defendía la propuesta del 25 de agosto, mientras que en el Senado con mayoría colorada se aprobó el que establecía la alternativa del 18 de julio. La Asamblea General finalmente nunca se reunió para dilucidar el punto. Sobre la evolución de este debate parlamentario, puede consultarse Carlos Real de Azúa, "Los orígenes de la nacionalidad uruguaya". Montevideo, INL-ARCA-Nuevo Mundo, 1990, pp. 227 a 242. ("Apéndice al capítulo 20: la polémica de 1923")
  • 47. Los voceros periodísticos y los legisladores pertenecientes a los partidos Socialista, Comunista y sobre todo de la Unión Cívica también participaron de esta polémica, aunque con una incidencia relativa en función de su menguado caudal electoral. Por razones de espacio no registraremos mayormente sus intervenciones, centrándonos en la actuación de ambos partidos tradicionales.
  • 48. Hubo a este respecto una prédica persistente durante toda la década, que arreció especialmente en 1925, frente a la exaltación de las figuras de Lavalleja y de Oribe, y en 1928, al cumplirse el Centenario de la "campaña de las Misiones".
  • 49. Cfr. "El Día", Montevideo, 16 de mayo, p. 8.
  • 50. "El Día", Montevideo, 19 de mayo de 1925. ("Cómo se conmemoró la victoria de Artigas. Lo que fue el acto de ayer en el campo de Las Piedras")
  • 51. "El Día", Montevideo, 18 de julio de 1930, p. 53. ("La primera centuria de nuestra vida institucional se conmemora hoy brillantemente")
  • 52. Esta postura en favor de una postura más nacionalista y que respaldaba la tesis del 25 de agosto como la fecha de la independencia nacional fue defendida en variadas oportunidades por los dirigentes cívicos, por los periodistas de "El Bien Público" e incluso fue refrendada en pronunciamientos pastorales. Sobre este último particular, cfr. "El Bien Público", Montevideo, 17 de mayo de 1925, p. 1. ("Del Arzobispado de Montevideo. Sobre los Centenarios de nuestra Independencia. Exhortación pastoral")
  • 53. "La Tribuna Popular", Montevideo, 15 de abril de 1913, p. 1. ("Artigas. El homenaje de la criolla"). El título del editorial tiene que ver con el hecho de que el periódico nacionalista contrastaba la actitud del gobierno con la asumida por la institución ruralista presidida entonces por el dr. Elías Regules, que había erigido por entonces un monumento a Artigas.
  • 54. Cfr. "La Tribuna Popular", Montevideo, 17 de mayo de 1921, p. 1. ("El Centenario")
  • 55. El 19 de abril de 1922, "La Tribuna Popular" señaló que para el gobierno colorado esa fecha era considerada como el "día del hogar", ya que "las simpatías del oficialismo hacia estas fechas, que ya nada dicen al enjambre cosmopolita que nos sirve de población, residen en el halago del asueto, en el placer de no ir a la oficina, en echarse a la bartola..." Cfr. "La Tribuna Popular", Montevideo, 19 de abril de 1922, p. 1. ("19 de abril")
  • 56. "La Tribuna Popular", Montevideo, 7 de agosto de 1925, p. 1. ("Por nuestro Centenario. Derrotero del suicidio")
  • 57. "La Democracia", Montevideo, 13 de agosto de 1921. ("Cómo nos arruinaron. Veinte años después"). Cita tomada de Carlos Zubillaga, "El reto financiero. Deuda externa y desarrollo en el Uruguay (1903-1933)". Montevideo, ARCA-CLAEH, 1982, pp. 186 y 187.
  • 58. A este respecto han señalado Beisso y Castagnola: "Es posible considerar que los partidos políticos, en tanto objetos de las lealtades de los "sujetos ciudadanos", tienen el carácter de actores y garantes del pacto social fundante para el imaginario social; en esta medida operan también como representantes de la continuidad social. Los partidos (...) representan a la sociedad y ordenan el tiempo social en función de la sucesión social. Los partidos (...) representan a la sociedad y ordenan el tiempo social en función de la sucesión electoral, que permite la renovación de aquel pacto". Cfr. María del Rosario Beisso-José Luis Castagnola, "Identidades sociales y cultura política en Uruguay. Discusión de una hipótesis" en Cuadernos del CLAEH, No. 44, 1987-4, p. 15.
  • 59. Cfr. Romeo Pérez, "Los partidos en el Uruguay moderno" en Cuadernos del CLAEH, No. 31, 1984-3.
  • 60. La expresión pertenece a Baltasar Mezzera en su libro "Blancos y Colorados", Montevideo, Imprenta García, 1952.
  • 61. Beisso-Castagnola, "Identidades sociales y cultura política en Uruguay. Discusión de una hipótesis... etc. ob. cit., p. 14.
  • 62. "Las finalidades que persigue el Comité Nacional de Vigilancia Económica. Nuestro director, el Dr. Segundo F. Santos, precisa conceptos al respecto" en "Revista de la Federación Rural", año XI, No. 125, junio de 1929, pp. 309 a 311.
  • 63. José Claudio Williman, "El 31 de marzo de 1933". Montevideo, Lagomarsino, 1933, p. 12.
  • 64. Sobre este particular, cfr. Carlos Pareja, "Polifonía y jacobinismo en la política uruguaya" (I) y (II) en Cuadernos del CLAEH, Nos. 49 y 51, 1989-1 y 1989-3; Gustavo De Armas, "Genealogía y redefinición del espacio público ... etc. ob. cit.
  • 65. El texto de la carta está tomado de Carlos Manini Ríos, "Una nave en la tormenta. Una etapa de transición (1919-1923)". Montevideo, Imprenta Letras, 1972, p. 210. Allí también se puede recoger más información sobre los dos episodios.
  • 66. "El Día. Edición de la tarde", Montevideo, 8 de agosto de 1926, p. 1. ("De actualidad")
  • 67. "El Día. Edición de la tarde". Montevideo, 9 de agosto de 1926, p. 2. ("El Dr. Terra contesta a El Día") En su carta, Terra "amagaba" con retirarse "definitivamente a la vida privada, donde nadie se preocupará de atacarme injustamente".
  • 68. En varias oportunidades Batlle demostró su desprecio por otras convenciones sociales especialmente asentadas en el elenco político, como por ejemplo, en su actitud reiterada ante la "regla" del "respeto debido" al adversario muerto. Sobre este particular, cfr. Barrán-Nahum, "Batlle, los estancieros y el imperio británico. Tomo 4 ... etc. ob. cit. p. 147 y ss.
  • 69. Domingo Arena, "Batlle y los problemas sociales en el Uruguay". Montevideo, Claudio García y Cía., s/f, pp. 26, 233, 235, 252, 269, 271.
  • 70. Barrán y Nahum han estimado en un 40% del electorado total el número de funcionarios públicos sugragantes antes de la elección de 1916. Bajo condiciones de voto público y a partir de las características de ese viejo "Partido del Estado"  que era por entonces el partido Colorado, no resulta muy difícil adivinar por quien votaban entonces los funcionarios de la Administración, definiendo la elección y quitando cualquier posibilidad a la oposición. Véase José P. Barrán-Benjamín Nahum, "Batlle, los estancieros y el Imperio Británico. Tomo 8. La derrota del batllismo (1916)". Montevideo, EBO, 1987.
  • 71. Cita tomada de Carlos Manini Ríos, "Anoche me llamó Batlle". Montevideo, 1973, pp. 190 y 191.
  • 72. Giúdice y González Conzi, en su libro sobre "Batlle y el batllismo", han señalado sobre la declaración de los legisladores oficialistas en 1916: "Hubo una reacción circunstancial contra el voto secreto, bajo la presidencia de Viera, que sólo puede explicarse debido a las condiciones excepcionales de aquel momento histórico". Cfr. Roberto B. Giúdice-Efraín González Conzi, "Batlle y el batllismo". Montevideo, Ed. Medina, 1959, p. 347. En el mismo libro se recogen otras opiniones de Batlle sobre el "voto secreto".
  • 73. Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente, Tomo I. Montevideo, Imprenta Nacional, 1918, p. 163. (Sesión del 20 de noviembre de 1916)
  • 74. La expresión "templo laico" fue usada de modo frecuente en la referencia de muchas grandes obras públicas construídas o iniciadas en la época. Así, por ejemplo, en el acto de colocación de la piedra fundamental del "Estadio Centenario", César Batlle Pacheco expresó en su discurso: " ... ofrendamos (...) a la Patria (...) (un) Templo laico en el que la fuerza, la agilidad, la salud, el ingenio y el valor darán vida y perfume a la maravillosa flor de la Grecia (...). Templo laico en donde no se exigirá jamás el rojo fuego que Prometeo en tiempos remotos arrabatara para siempre de los Dioses. (...) ¡Templo laico! Las edades venideras florecerán en ti". Cfr. "El Día", Montevideo, 21 de julio de 1929, p. 5. ("El Estadio Nacional")
  • 75. "El Libro del Centenario del Uruguay ... etc. ob. cit., pp. 362, 366 y 367.
  • 76. "El Día", Montevideo, 26 de agosto de 1925, p. 5. ("El Palacio")
  • 77. "La Tribuna Popular", Montevideo, 5 de febrero de 1932, p. 8. ("El Uruguay es un país gobernado por locos. Declaraciones de la célebre exploradora Rosita Forbes. Aquí se hace la experiencia de las leyes más utópicas")
  • 78. Cfr. Arena, "Batlle y los problemas sociales ... etc. ob. cit., p. 200. (Fragmento del discurso de Arena en ocasión de la sesión del 1 de junio de 1927 de la Cámara de Representantes, en las que se discutió sobre "el deber del Estado con sus obreros y funcionarios modestos")
  • 79. Diario de Sesiones de la Cámara de Representante, tomo 271, p. 135. (Sesión del 28 de mayo de 1919)
  • 80. IBIDEM, p. 82.
  • 81. Sobre este tema y su vinculación con las controversias generadas a propósito del proceso de secularización en el país, cfr. Gerardo Caetano-Roger Geymonat, "La secularización uruguaya (1859-1919). Catolicismo y privatización de lo religioso". Montevideo, Taurus, 1997.
  • 82. Julio C. Grauert-Pedro Ceruti Crosa, "Los dogmas, la enseñanza y el Estado". Montevideo, 1927, pp. 10 y 11.
  • 83. IBIDEM
  • 84. Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, tomo 120, p. 592. (Sesión del 5 de agosto de 1920)
  • 85. "Pastoral del Ilmo. y Rvmo. Señor Obispo T. de Anemurio, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Montevideo en S. V. y de las Diócesis sufragáneas y unidas de Salto y Melo, Dr. D. Riacrdo Isasa. Sobre la importancia de la enseñanza de la Doctrina Cristiana". Montevideo, Tipografía Uruguaya, 1909, pp. 16 y 17.
  • 86. Hipólito Coirolo, "Los ideales de la escuela". Montevideo, Nuevo Heraldo, 1913, pp. 5, 6 y 24. Es necesario señalar que, por razones de espacio y de especificidad del objeto de estudio y de los alcances del presente texto, hemos debido limitar el análisis vinculado con toda la temática de la enseñanza en sus distintos niveles.
  • 87. Eduardo Rogé, "Un Código de Moral para los niños", en Dirección de Enseñanza Primaria y Normal, "Anales de Instrucción Primaria", Tomo XVII, Montevideo, Imprenta Nacional, abril-mayo-junio de 1920. Agradezco al Prof. José P. Barrán que gentilmente me suministró este documento.
  • 88. A este respecto, puede resultar muy ilustrativa la lectura desde esta perspectiva de análisis de una obra como "Batlle y el batllismo", verdadero "catecismo político" cuya primera edición fue realizada en 1928, en vida del líder reformista.
  • 89. "La Tribuna Popular", Montevideo, 20 de junio de 1932, p. 1. ("El "bajo" vuelve a cobrar actualidad")
  • 90. Resulta particularmente ilustrativo a este respecto lo ocurrido, por ejemplo, con el discurso médico. Sobre este particular, cfr. José Pedro Barrán, "Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos". (tres tomos) Montevideo, Ed. de la Banda Oriental, 1992, 1993 y 1995.
  • 91. Arturo Carbonell y Migal, "Escuela uruguaya. Historia, Organización y Administración". Montevideo, Monteverde, 1929.
  • 92. "La Tribuna Popular", Montevideo, 18 de mayo de 1923, p. 1. ("El alba histórica del 18 de mayo de 1923. Una misteriosa cabalgata nocturna" de Santiago Cogorno)
  • 93. A este respecto y en relación con nuestro objeto de estudio más general, resulta de mucho interés un repaso atento de la polémica en el período entre "reglamentaristas" y "abolicionistas".
  • 94. "La Tribuna Popular", Montevideo, 15 de setiembre de 1930, p. 1. ("Artigas en la fortaleza del Cerro")
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